martes, 20 de julio de 2010

Del anonimato a la TV: La destrucción del mito vampírico

Los vampiros siempre han sido personajes que han llamado la atención en todo el mundo, desde escritores, directores de películas, hasta las extrañas sub-culturas en todas partes del mundo. ¿Qué es lo que hace a estos seres tan interesantes en todos los aspectos? La magia de lo que representan, para mí, la inmortalidad, la no-mutación, la eternidad, el volver de la muerte a alimentarte de seres a los que formabas parte y seguir existiendo, por encima de las leyes naturales y divinas. Pero ¿cómo los vampiros se volvieron de uno de los seres más misteriosos, increíbles, asesinos, predadores, oscuros, en un “boom” de niños y adolescentes y en personaje de moda de películas, series y caricaturas?

Digámoslo así: Hace 10 años, los vampiros eran seres -que para quien sabe el mito verdadero-, tienen mucha luz, basada en la vida en un cuerpo que no lo está. Y por razones obvias, mucha gente sentía aversión a estos seres de la noche, que por excelencia son cazadores, genocidas y muchos de ellos deformes y sin una pizca de humanidad. En esta época y empezando alrededor de 3 años atrás, los vampiros son el sueño de las adolescentes que se quieren enamorar –y ser correspondidas- del hombre perfecto (según estándares: guapo, rico, amoroso, consentidor, que trate a las mujeres como unas reinas).

Y obvio voilá, el mito de 800 años es destruido para crear un vampiro totalmente diferente, y que a mi parecer es todo, excepto un vampiro. No me malentiendan, estoy a favor de que cada quien cree su propia historia, y su propia versión, que se juegue con las teorías: pero hay cosas básicas del mito, que a mi parecer no se deben de cambiar. Revisemos el mito: Las primeras historias nos vienen de la antigua Grecia, donde estos seres eran llamados “lamia” y se suponían seres voladores nocturnos que se alimentaban de sangre de animales y personas, relacionados con el espiritismo y la magia negra (1). Éstos han existido en muchas culturas, no solamente en Grecia. Donde obtuvo fuerza este “mito” fue en la Europa Cristiana, alrededor del siglo XII: un historiador inglés llamado William de Newburgh escribió acerca de un no-muerto que se le culpaba de muertes extrañas en Europa del Este. El usó por primera vez el termino “sanguisuga” que significa chupador de sangre (The vampire Enciclopedy, 2002).

Como podemos ver la idea de los vampiros es bastante antigua, y las ideas acerca del vampiro como ser diabólico han sido cambiadas; nuestro primer Drácula, basado en un personaje histórico, Vlad Tepes “El Empalador” es un ser humano loco que torturaba a la gente por placer y la empalaba en su jardín; Bram Stoker nos vino a presentar un vampiro apasionado y amante que, por desafiar al poder divino más alto, se convierte en una criatura de la oscuridad, que no puede entrar al cielo; y es torturado por el recuerdo de un amor perdido; encontrando la redención donde la perdió, en una mujer. Tenemos a Nosferatu que no tiene la humanidad de Drácula y vuelve a la idea de los vampiros como monstruos que mataban para vivir, sin sentimientos.

Otros vampiros que a mi parecer son los mejor descritos y los más reales (o para el caso, los más razonables) son los de Ann Rice, quien nos muestra seres hermosos y atractivos llorando una humanidad perdida, que los hace buscar o hacer compañeros, sin recibir la satisfacción buscada por mucho tiempo; y con un terrible amor por los humanos de los cuales se alimentan para seguir vivos, sin darse cuenta que más humanos –sentimentalmente hablando- que ellos, no hay nadie. Aunque debo decir que para muchas personas son sumamente homosexuales. La magia de estos vampiros, reside no nada más en el amor que le tienen a los humanos, si no a su forma de relacionarse con ellos, de vivir entre ellos sin ser notados. Y siguen ciertas reglas: Pueden morir quemados por el sol, o por fuego, desangrados, necesitan dormir durante el día, y no pueden procrear.

El mito empezó a ser destruido y modificado en esta época, ejemplos como “Blade” que en lo personal a esta escritora saca de quicio, ya que hace caer a los vampiros en un rol algo vulgar, es un personaje con una combinación “similar” a la de un policía con superpoderes y un vampiro híbrido que ataca su misma especie por ser malos y crueles. “Drácula 2000” nos presenta al vampiro nacido por el error de Judas Iscariote. Y si bien la teoría es interesante, y nos da nuevamente una idea diferente de donde nació el vampirismo, la película sigue siendo igual de mala que la antes mencionada en este párrafo. Y sin comentarios acerca de “Del crepúsculo al amanecer”. Las ventajas: Siguen respetando ciertas reglas básicas del mito.

A mi parecer pocas teorías de vampiros han tenido una idea concreta de estos seres, pero muchas de éstas los han transformado en seres que recuerdan su humanidad, y la mayoría de ellos, la extrañan. Si bien yo soy de la idea que éstos son los seres más extraordinarios y bellos, -los no-muertos- tienen secretos aun no descubiertos por nadie y pueden ser explotados de diversas maneras. Pero hay detalles que no debemos perder.

La saga de “El crepúsculo” rompe con todas las reglas y destruye el mito total del vampiro. En primera estos seres pueden salir al sol, sin daños, no duermen para nada, pueden alimentarse de animales (cosa que no es tan descabellada), son prácticamente indestructibles; cuentan con poderes extraordinarios (cosa que tampoco es tan mala, cuando no se toman todos los dones en cuenta que van desde leer mentes, hasta crear ilusiones físicas y visuales), y no solamente eso, en sus cuerpos muertos, -donde su corazón no late- tienen la capacidad de reproducirse –al menos los hombres- y obviamente de tener sexo -ambos géneros- Confieso que me pregunto cómo logran hacerlo sin irrigación sanguínea.

Y así llegamos al punto donde los vampiros salen de la oscuridad de la noche para ponerse bajo la luz de los reflectores, y volverse el ideal de quinceañeras y demás mujeres románticas y soñadoras. Donde los vampiros dejan de ser seres misteriosos y sexuales para volverse un romeo enamorado o un ser demasiado emo-tivo. Donde inclusive los más violentos y destructivos de su especie, los más sanguinarios, se comportan como creaturas civilizadas, e incapaces de atacar, donde nadie muere más que un par de villanos, y el “felices-por-siempre” es muy sencillo. La situación se vuelve preocupante para los amantes del mito, cuando hasta Disney saca su serie con respecto a ellos.

Teorías habrá millones, cada quien se quedará con su versión y su ideal del vampiro, y aunque a esta escritora, siempre le gustará más el vampiro clásico, lleno de romanticismo, cazador por necesidad y seductor por gusto. Cada quien puede elegir irse con el príncipe azul, la criatura deforme, o el cazador nocturno. A fin de cuentas nadie negará que el beber de una criatura viva para no que no desaparezca tu consciencia de este mundo, es algo seductor, tanto como la inmortalidad misma.



Melton, J Gordon, The Vampire Book, Second Edition.
Canton, MI. 2000.

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